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jueves, 1 de octubre de 2009

Un ejemplo de superación...



Hoy en Diario de Navarra viene esta entrevista a Juan Manuel Montilla, "El langui", que acaba de escribir su primer libro.... Os invito a leerla:

"Cambiaría todos mis triunfos artísticos por jugar a fútbol en Primera División"

- Parálisis cerebral, en su caso, es sinónimo de superación personal. De convertirse en un cantante de rap con su grupo La Excepción, de protagonizar la película "El truco del manco" y ganar 2 Goyas, de dirigir un programa de radio o de acabar de publicar el libro 16 escalones antes de irme a la cama.

Hay personas en las que el desánimo cala hasta los huesos.Otras, sin embargo, le dan el alto a la primera, le dicen "Date un piro" y afrontan una discapacidad, por ejemplo, con el mejor de los talantes. Juan Manuel Montilla, Langui , quería a toda costa jugar a fútbol en su madrileño barrio del Pan Bendito. Y aunque sus padres siempre le trataban como a uno más, el 60% de su cuerpo paralizado le decía que no.

Los éxitos profesionales que ha logrado posteriormente en el hip hop, el cine o la radio no impiden que se obligue a subir, cada noche, los 16 escalones que le separan de la cama que comparte con su mujer, Rocío, o del cuarto de su hijo Hugo. Otros tantos peldaños que simbolizan la vida y sus obstáculos, que ahora publica con el título de 16 escalones antes de irme a la cama,su primer libro. Mientras, planea rodar una comedia con la ilusión que le caracteriza, sentimiento con el que comienza la escalera de su trayectoria vital.

Escalón 1. La ilusión. ¿Este libro nació con la intención de dar un subidón de adrenalina al lector?

El libro nace por la necesidad de sentirme útil y de sacar algo que tenía dentro, porque las canciones me limitan en espacio y tiempo y por tener que estar siempre buscando la rima.

Escalón 2. El esfuerzo. ¿El desánimo o la pereza son palabras que no aparecen en su diccionario?

No aparecen, pero se dejan entrever. Vengo de la generación del 79, somos un poco perezosos y nos cuesta ponernos las pilas, dejamos todo para el último momento. Pero hay que esforzarse y echarle coraje, no queda otra.

Escalón 3. La alegría. Imagino que infinita, al ganar los Goya...

Llevarte dos Goyas en la misma noche, uno como actor revelación y otro por la canción, es un subidón. Pero es mucha responsabilidad, si antes me podía exigir el 100% ahora debo hacerlo al 200%; si antes ponía pasión en lo que hago ahora te tienes que tirar al suelo y dejarte los nudillos. La recompensa es el día a día, y los premios son la guinda al pastel.

Escalón 4. La amistad. ¿Los amigos forjados en su barrio, Pan Bendito, son de una pasta especial?

(Ríe). Sí, en Pan Bendito la gente es especial. He tenido la suerte de tener unos amigos que conservo y que merecen la pena; es gente admirable, con saber estar, con valores, porque a día de hoy la mayor parte de la juventud carece de ellos. Los padres damos mucha protección a los hijos, consentimos demasiado y no inculcamos los valores que nos dieron nuestros padres y funcionaron.

Escalón 5. El hip hop.¿Un amor a 1ª vista con el que ha descubierto un mundo de poesía urbana?

Sí, había pedido la ilusión por todo, pasaba una época chunga en la que no me motivaba nada porque ya no iba a ser futbolista. Descubrí esta música y fue una bocanada de aire fresco, el impulso de descubrir intérpretes, coger un boli y un papel y escribir con rimas lo que tenía dentro.

¿Le va de perlas al grupo?

Está pasando por un buen momento. En primavera publicamos el tercer disco, que venía precedido por una demanda a nuestras antiguas compañías por unas cláusulas muy abusivas que habría que zanjar ya, porque no ayudan a la música. Y hemos puesto el disco gratuito en Internet, y en noviembre nos vamos de gira a Miami y a México.

Escalón 6. El miedo.¿Tenemos ganas de complicarnos la vida con miedos que nos atenazan?

Sí, no te dejan tirar adelante. Gracias a los que te acompañan se combate, pero tú eres el principal responsable para dirigirlo.

Escalón 7. Barreras arquitectónicas. Increíble que en los Goya no hubiese rampa ni barandilla, ¿es representativo de esta sociedad?

Sí, es un botón de muestra que dice todo. Vamos un poco a la carrera y no pensamos en lo verdaderamente necesario. Siempre habrá barreras arquitectónicas, porque lo que se hace va muy lento. Desde la administración hasta el ciudadano de a pie hay que concienciarse, porque este tema también perjudica a la tercera edad.

Escalón 8. La compasión. ¿Hace mucho daño a la gente discapacitada?

Claro, es la mayor barrera, muchas veces causa más problemas que una barrera arquitectónica. Te anula, te hace sentir un cero a la izquierda. Cuando te sientes bien y piensas que puedes lidiar con todo, de repente te viene alguien con compasión y te chafa todo el día.

¿Le hizo mucho daño?

En su medida, pero me afectó de jovencito. Cuando descubrí la música empecé a tragarla, la digería por dentro y decía "El día de mañana os vais a enterar".

Escalón 9. La soledad. ¿Partidario de saborearla y hacerla amiga?

Sí. Hay veces que es muy buena y necesaria. Te da la oportunidad de conocerte un poco más, de escuchar sonidos que llegan a la mente y te hacen reflexionar en frío, no en caliente. El ambiente en el que me muevo es muy ruidoso, siempre estoy rodeado de mucha gente... Es bueno, pero también necesito la soledad.

Escalón 10. El equilibrio. ¿Cómo se aprende a diferenciar lo urgente de lo importante?

Es muy difícil y complicado. Intento buscarlo en todo, pero muchas veces no se encuentra. Y la naturaleza muestra que estamos estropeando mucho el mundo. Si no damos el equilibrio al mundo al que hay que cuidar, ¿cómo vamos a darlo a nuestro ser? Creemos que tomando una tila ya está solucionado, pero para nada.

Escalón 11. El humor. Habla de su "cuerpo escombro", ¿el humor es lo mejor para ahuyentar las penas?

Claro, a mí me gusta estar rodeado de gente con humor. Me ha hecho abatir problemillas y problemazos, soy muy bromista y si me aburro miento, con esa pizca de querer crear historias surrealistas o con humor. De 40 penas intentas sacar 42 sonrisas.

Escalón 12. El silencio. ¿Cómo lo conjuga en su programa radiofónico Radio Taraská?

La radio es muy bonita porque borra el silencio que no deseas. El programa me hace sentir muy válido, me encanta entrar en las casas y en los transistores de la gente. El magacín tiene noticias, música,invitados anónimos como educadores sociales o conocidos como Kike San Francisco, Delinqüentes, Corbacho...

Escalón 13. Los recuerdos. ¿Qué queda del chaval que soñaba con ser futbolista de Primera división?

A ese chaval le encantaría seguir soñando que es futbolista, pero como no puede, prefiero soñar que lo es mi hijo. Ahora daríaun brazo por jugar en Primera División, aunque sin brazo no me dejarían. Pero cambiaría todos mis triunfos artísticos -cine, dos Goyas, el grupo, reconocimientos, radio, libro...-, no los personales, por jugar en Primera División y estar en la brecha.

Escalón 14. El destino. ¿Estaba escrito que daría forma a este libro que puede ser un referente?

Cuando me esforzaba subiendo los peldaños creía que acabaría escribiendo una canción, pero el destino ha querido que sea con forma de libro. No tengo pudor de ser un referente, si son positivos hacen un bien; yo tuve a Matías el Langui, una persona discapacitada de la que tomé el mote, un trabajador y deportista incansable, o gente como Butragueño y Santillana que me hacían levantarme del sillón y ponerme las pilas.

Escalón 15. La recompensa. ¿Así se sentía cuando cogía el Nesquik que sus padres colocaban lo más alto posible?

Sí. Ese sacrificio fue duro para mis padres, ver cómo su hijo se caía al suelo y decirle que se levantara solo... A veces me entraba la pataleta, pero ha servido para que salga a la calle sin miedos y buscándome las mañas.

Escalón 16. El amor. ¿Le hace sentirse invencible?

Sí, es lo que mueve a la gente, aunque sea el amor por el dinero, los animales, las personas, a la vida... Es un sentimiento que parece que es inexplicable, pero que hace que merezca la pena la vida. Pero a veces somos tan orgullosos y testarudos que no dejamos que a nuestro corazón entre el amor.

¿Y el decimoséptimo peldaño qué sujeta?

El siguiente escalón es no estancarse ni acomodarse y seguir día a día, tener continuidad. La recompensa es llegar a la cama con la satisfacción de currármelo sin que me regalen nada.


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